De la misma forma que en muchas ocasiones las mejores noches de fiesta son aquellas en las que te ibas a quedar en casa leyendo un libro hasta que alguien te llamó a medianoche con una propuesta indecente, no siempre los mejores viajes son aquellos que has preparado y soñado durante meses, aquellos que comienzan con tu Lonely Planet ajada. De hecho, el mejor viaje que he hecho en varios meses, una ruta en coche por las abadías trapenses de Bélgica, se gestó en lo que dura un partido de rugby.
Viendo el Seis Naciones en un pub de Lovaina con mi amigo Calixto, al que conocí cuando me hospedó a través de CouchSurfing en un viaje por Andalucía, nos dimos cuenta de que nos quedaban pocas posibilidades de pasar tiempo juntos. Él había estado viviendo cinco meses en Bruselas y llegaba la hora de volver a casa. De repente surgió la idea de, aprovechando nuestra pasión por la cerveza, visitar alguna abadía trapense de Bélgica para tomar un trago ausente de food miles. Una semana después estábamos ya haciendo la siguiente ruta.
Si había algo mejor que probar una cerveza trapense al lado de su abadía, tras ver el recinto en el que sucede la magia, tenía que ser probar cervezas de las seis abadías trapenses de Bélgica. Teniendo en cuenta que hoy en día son sólo 10 las cervezas consideradas trapenses en el mundo, habríamos visitado más de la mitad tras terminar esta ruta, con el añadido de que una de estas cervezas, la Westvleteren XII (pronunciada aproximadamente «bestFLEIteren TUALF«), es considerada la mejor cerveza del mundo.
Qué es una cerveza trapense
Aunque la respuesta a esta pregunta merece un artículo propio, digamos que una cerveza trapense es aquella que es realizada en una abadía por monjes de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia. Como decía antes solo hay diez en el mundo: las seis belgas que visité en esta ruta: Achel, Westmalle, Westvleteren, Chimay, Orval y Rochefort; dos holandesas: La Trappe y Zundert; una austriaca: Engelszell y una estadounidense, Spencer, que apenas fue certificada por la Asociación Internacional de Trapenses en diciembre de 2013.
Así, no es lo mismo una cerveza de abadía que una trapense, aunque ambas se produzcan en el mismo recinto, pues la primera no implica que los monjes cistercienses hayan estado involucrados en el proceso de realización de la cerveza.
Primer día de la Ruta: Achel y Westmalle
Para poder visitar las seis abadías trapenses de Bélgica con suficiente tiempo para degustar una o dos cervezas en cada una lo mejor es separar la ruta en tres días, tres etapas con dos abadías cada una. Así, el primero de los días saliendo de Bruselas fuimos en dirección a la Abadía de San Benedicto de Achel (St. Benedictusabdij De Achelse Kluis).
El trayecto es de aproximadamente unos 125 kilómetros y puesto que buena parte de éste se hace por la carretera europea E314 que une Lovaina con Aquisgrán en Alemania toma aproximadamente una hora y media. Nosotros tardamos algo más porque mis compañeros de viaje tuvieron que recogerme en Lovaina, pero aún así fueron menos de dos horas de trayecto total.
Como el resto de abadías, la Abadía de San Benedicto de Achel no se puede visitar. Esto quizás te haga preguntarte si merece realmente la pena este viaje. La respuesta es que sin duda, no solo por poder degustar las mejores cervezas belgas en el lugar en que se crean, sino por los paisajes en los que estas abadías están situados y la posibilidad de ver una buena parte de Bélgica desde el coche.
En la Abadía de Achel tienes una tienda, la más completa de las seis abadías, en la que puedes comprar más tipos de cerveza y vasos de cerveza de los que posiblemente has visto en tu vida. Además tienes el Achel Inn, el café de la abadía, que recuerda más a un comedor de un polígono industrial, pero en el que puedes tomar varias cervezas de Achel.
El Achel Inn abre de martes a domingo de 12:00 a 17:00, por esto no es realmente necesario salir muy pronto de Bruselas, aunque un paseo alrededor de la abadía es genial. Además de poder así poner tus pies a mitad de camino entre Bélgica y Holanda.
Qué beber en la Abadía de Achel
- Achel Blonde 5°, 5% alcohol
- Achel Brune 5°, 5% alcohol
- Achel Blonde 8°, 8% alcohol
- Achel Brune 8°, 8% alcohol
- Achel Extra Brune (75cl) 9.5% alcohol
- Achel Extra Blonde (75cl) 9.5% alcohol
Desde la Abadía de San Benedicto de Achel hasta la segunda abadía del viaje, la Abadía de los Trapenses de Westmalle (Abdij Der Trappisten Van Westmalle) hay apenas unos 70 kilómetros y una hora en coche, parte de la cual se hace por Holanda.
Westmalle, tras Chimay, es la abadía que más cerveza produce, y por tanto la más industrial desde fuera. A pesar de estar situada a las afueras de Amberes, el paisaje no deja de ser muy bello. No es un lugar tan idílico como en otras abadías, pero sí merece un paseo.
Junto a la carretera principal que lleva a Amberes, se encuentra el Café Trappisten Westmalle. Todo un restaurante en el que me sorprendió la avanzadísima edad de la clientela. La oferta era muchísimo mayor que la que se ofrece en el café de Achel, y por tanto fue perfecto para una comida tardía.
Estando en este café no puedes perder la posibilidad de pedir una Westmalle Half/Half, que no es más que un vaso en el que se mezclan las dos cervezas de Westmalle, la Dubbel y la Tripel.
Qué beber en la Abadía de Westmalle
- Westmalle Dubbel 7% alcohol
- Westmalle Tripel 9.5% alcohol
- Westmalle Half/Half 8.25% alcohol
Como decía antes, la Abadía de Westmalle se encuentra muy cerca de Amberes, de hecho a tan solo 24 kilómetros del centro de la ciudad. Esto hace que en la primera noche de tu viaje por las abadías trapenses de Bélgica lo mejor sea que busques un hotel en Amberes. Te esperan dos días más de cervezas, kilómetros, y muchas sonrisas, así que necesitarás descansar lo máximo posible.
Segundo día de la Ruta: Westvleteren y Chimay
El segundo día de la ruta es el más duro, el que más kilómetros supone, el que mayor madrugón tendrás que pegarte y aquel en el que más ajustado estará tu tiempo en general. La contrapartida es que será posiblemente la única oportunidad que tendrás en tu vida de beber la mejor cerveza del mundo. O al menos de comprar botellas y vasos de esta cerveza para repetir la experiencia en casa (o hacer a tus amigos cerveceros muy felices).
De Amberes no deberías salir más tarde de las 8:00 de la mañana, pues tu primera visita del día, y la más importante sin duda, la Abadía de San Sixto de Westvleteren (De Sint-Sixtusabdij van Westvleteren) se encuentra a 150 kilómetros, entre una hora y media y dos horas dependiendo del tráfico.
La Abadía de San Sixto es un lugar muy especial, entre cementerios a los aliados de la Primera Guerra Mundial y muy cerca de Ypres, que lamentablemente tendrá que esperar a una próxima visita. A pesar de no poderse visitar, este lugar sí que realmente importante porque a diferencia del resto de cervezas trapenses, la Westvleteren no se comercializa fuera de este lugar.
No hay ningún supermercado en el mundo que pueda vender las cervezas de Westvleteren, y los únicos locales que venden esta cerveza la venden casi de contrabando y a unos precios que superan siempre los 10€ por vaso.
Así que In de Vedre, el café de Westvleteren que abre de sábado a miércoles desde las 10:00 es el único lugar en el que se pueden adquirir estas cervezas, y además comprar algunas botellas (hasta 12 por persona, si no recuerdo mal).
Un consejo, una vez almorzado y probada la mejor cerveza del mundo, la Westvleteren XII, prueba el helado hecho con esta misma cerveza. ¡Casi me caen las lágrimas al pensar el ese delicioso manjar!
Qué beber en la Abadía de Westvleteren
- Westvleteren Blonde (tapón verde) 5.8% alcohol
- Westvleteren 8 (tapón azul) 8% alcohol
- Westvleteren 12 (tapón amarillo) 10.2% alcohol
Tras probar la mejor cerveza del mundo llega el mayor de los suplicios, el trayecto más largo es el que separa la Abadía de Westvleteren de la Abadía de Nuestra Señora de Scourmont de Chimay (Abbaye Notre-Dame de Scourmont). Son 190 kilómetros en unas dos horas y media de ruta a lo largo del oeste de Bélgica.
La Abadía de Nuestra Señora de Scourmont está en un lugar espectacular del suroeste de Bélgica, ya en las Ardenas, el espacio natural más bello -y casi el único- del país. Chimay es sin lugar a duda el mayor productor de todas las cervezas trapenses belgas. Eso lo convierte en el lugar mejor preparado para el visitante, y quizás por eso el menos auténtico.
Al otro lado del bosque que lleva a la Abadía de Chimay se encuentra el Espacio Chimay, una exposición sobre la historia y el proceso de fabricación de las cervezas de Chimay. Junto a él un gran café-restaurante y un hotel. Un pequeño parque temático dedicado a la cerveza.
La exposición, que cuesta 6.00€ realmente no me pareció merecer la pena, a pesar de darte una cerveza con la entrada. El motivo quizás fue más por el hecho de que mostraba algunas cosas del proceso de fabricación y sobretodo empaquetado de las cervezas y los quesos de Chimay que no me parecía digno de la pureza del sello trapense, no obstante el bar es el único lugar dónde tomar Chimay Triple de grifo.
Qué beber en la Abadía de Chimay
- Chimay Bleue (Grande Réserve en 75 cl) 9% alcohol
- Chimay Blanche Triple (Cinq Cents en 75 cl) 8% alcohol
- Chimay Rouge (Première en 75 cl) 7% alcohol
- Chimay Dorée 4.8% alcohol
Esta zona de Bélgica no tiene ninguna ciudad especialmente grande, y durante el invierno muchos establecimientos de las Ardenas permanecen cerrados, así que para dormir optamos por acudir a la capital de las Ardenas francesas, Cherleville-Mézières, que se encontraba a 47 kilómetros de la Abadía de Chimay. Menos de una hora en coche y además en dirección a la primera abadía del día siguiente.
Tercer día de la Ruta: Orval y Rochefort
Reconozco que al comenzar el tercer día de mi ruta por las abadías trapenses de Bélgica estaba un poco desinflado. No porque durmiese mal, la verdad es que el hotel Cesar de Charleville-Mézières fue una muy agradable sorpresa a un precio de risa. Me preocupaba el haber probado ya la mejor cerveza del mundo y el hecho de que sabía que en la Abadía de Rochefort no hay ni tan siquiera un café en el que tomar la cerveza.
Solo me consolaba el saber que al menos solo nos quedaban 58 kilómetros desde nuestro hotel hasta el primer destino del día. Menos de una hora de viaje y tras haber tomado un buen desayuno francés a base de café y cruasanes. Eso y el arrebatador paisaje de las Ardenas francesas y belgas en una fría mañana de febrero.
Qué sorpresa me iba a llevar al llegar a la Abadía de Nuestra Señora de Orval (Abbaye Notre-Dame d’Orval). El emplazamiento y la abadía en sí eran los más espectaculares de todo el viaje con diferencia. ¡Y encima estábamos en la única abadía que se puede visitar!
El truco es que la abadía original fue quemada durante la Revolución Francesa, y son las ruinas de ésta las que uno puede acceder y visitar por 6.00€. Una visita obligatoria como ninguna otra en todo mi tiempo en Bélgica, y es que ni las fotos de este artículo pueden hacer justicia a lo que allí vi, sentí y viví.
Tras pasar horas deambulando por las ruinas, la exhibición -similar a la de Chimay-, el museo de la Abadía, una sala de vídeo, y tratar de captar, inútilmente, a alguno de los monjes al otro lado del muro que separa esta zona con la Abadía de Orval actual nos dirigimos a À l’Ange Gardien, el restaurante que hay junto a la abadía.
En él se puede tomar Orval de barril, único lugar en el mundo en el que la cerveza de Orval te llega sin haber hecho su segunda fermentación en botella. Y además conocerás la diferencia entre la Orval joven y la vieja (aquella que lleva más de un año en botella).
Qué beber en la Abadía de Orval
- Orval 6.2% alcohol
Tras la mejor abadía del viaje, llegaba el trámite final, porque lamentablemente no solo no se puede visitar la Abbaye Notre-Dame de Saint-Remy de Rochefort, sino que ni tan siquiera tiene un café junto a la misma como el resto de las abadías trapenses de Bélgica.
En cualquier caso había que terminar la ruta, y Rochefort además quedaba de camino de Orval a Bruselas, así que hicimos los 95 kilómetros entre las dos abadías en aproximadamente una hora y media a través de preciosas carreteras secundarias en las Ardenas y al llegar a nuestro destino comprobamos que efectivamente no había nada cerca de la abadía.
Así que fuimos al pueblo de Rochefort, que a pesar de ver poco parecía bastante bonito, y nos tomamos en uno de sus bares una de las Rochefort para cerrar el círculo, completar esta aventura de tres días por las abadías trapenses de Bélgica.
Qué beber cerca de la Abadía de Rochefort
- Rochefort 6 7.5% alcohol
- Rochefort 8 9.2% alcohol
- Rochefort 10 11.3% alcohol
Con los 110 kilómetros entre Rochefort y Bruselas principalmente por la E411 terminábamos en una hora y media con uno de los mejores viajes que he hecho desde que comenzó Vivir Europa y uno de los viajes en coche más deliciosos que jamás hice.
No lo dudes ni un poco, si viajas a Bélgica en coche o alquilas un coche, reserva tres días para conocer todo el país a través de sus cervezas trapenses. Esta ruta en coche por las Abadías Trapenses de Bélgica es, te lo aseguro, algo que te cambiará la vida.
Muy buen artículo, enhorabuena. Sin ser nada cervecera, me he quedado con ganas de una bien fresquita y de ver esos paisajes tan increíbles que has inmortalizado en las fotos. ¡¡Sigue disfrutando (y contándonoslo) !!
¡Muchísimas gracias Saudade! La verdad es que la cerveza belga atrae hasta a los no cerveceros… siempre hay alguna cerveza que tomar, las hay que saben a fruta o a champán 🙂
Seguiré haciendo todo lo posible para compartir mis viajes con vosotros, ¡espero que sigas disfrutando de ellos! 😉
Gracias, por las indicaciones. Acabamos de volver de westvleteren – San Sixtus. Una odisea llegar. Pero las cervezas, una maravilla. Solo venden la rubia y la de 12 de grados. Aunque probamos las 3, tiradas. El helado, efectivamente, genial. Y la tarta de lúpulo, rica, pero no es un locura.
Por cierto, Ypres (Ieper para los flamencos y toda la cartelera de la carretera) merece una visita. La excursión desde Bruselas, un día entero y bien. También se puede visitar un pueblo muy cercano, Poperinge.
Pero que maravilla de post, sigo babeando sólo con la posibilidad de hacer esta ruta.
Algún día cae fijo, mientras tanto me conformaré con probar las cervezas
¡Muchísimas gracias Pau! fue toda una pasada, y sé que caerá porque es la mejor ruta cervecera de Bélgica. La próxima trapense que caiga, ¡a mi salud! 😉
¡Hola Dogbert!
Me alegro muchísimo de que disfrutaseis de Westvleteren y sus cervezas. Justo antes de ayer tomé con mi padre las últimas dos que compré en la tienda de la cafetería.
¡Gracias también por aportar tu experiencia recomendando Ypres y Poperinge! Sí, sí sólo visitas una abadía es una excursión de un día desde Bruselas que no resulta agotadora.
¡Un saludo!
Me encanto tu post, voy a ir a Bélgica el 20, 21 y 22 de octubre, me puedes
recomendar alguna empresa que me pueda dar un tour de 1 día saliendo de Brujas
o Bruselas para conocer las abadías de Westvleteren y Chimay? O como llego a
ellas? Hay algún tren que me lleve?
Muchas gracias por tus recomendaciones.
Saludos
desde México
¡Hola Shirley!
Muchísimas gracias por los halagos. Me alegra que te gustase el post y te incitase a viajar.
Lo cierto es que no conozco ninguna empresa que haga esta ruta que solicitas o algo similar, y te recomendaría, en general, que alquilases un coche en caso de poder conducir y la hagas tú misma.
Si no puedes hacer esto, quizás te interese este tour que he encontrado por Internet, pero no sé nada de él y no puedo recomendártelo.
http://globalconsults-events.com/en/tours/westvleteren-tour/
Un saludo.
A mi me encantaría hacer esa ruta y además sumarle la fabrica de la chouffe , alguien me aconseja ?
¡Hola Pepe!
Mucha gracias por leer Vivir Europa. Para visitar la fábrica de La Chouffe, que está en la localidad de Achouffe, siguiendo esta ruta, creo que la mejor opción es acudir desde la Abadía de Orval a Achouffe y después ir a Rochefort. Serían dos trayectos de menos de una hora y podrías, por tanto, ver Orval, La Chouffe y Rochefort el tercer día.
Si tienes más dudas aquí me tienes.
¡Un saludo!
eres el autor del articulo , es decir la persona que tanto envidio por ese viaje ? Jejeje , pues me gustaría preguntarte varias cosas si, quiero hacer el mismo tour que usted hizo , añadiendo la chouffe , iria unos 4 o 5 dias para ver también parte de Bélgica, si me pudieras dar información de donde se hospedo , donde se come bien y esas cosas se lo agradecería muchisimo, gracias !
eres el autor del articulo , es decir la persona que tanto envidio por
ese viaje ? Jejeje , pues me gustaría preguntarte varias cosas si,
quiero hacer el mismo tour que usted hizo , añadiendo la chouffe , iria
unos 4 o 5 dias para ver también parte de Bélgica, si me pudieras dar
información de donde se hospedo , donde se come bien y esas cosas se lo
agradecería muchisimo, gracias !
¡Hola Pepe!
Así es, ¡soy el autor de este y de todos los artículos de Vivir Europa! 🙂
No hay que envidiarme, sólo hay que ponerse a ello, y realizar el viaje también. Eso sí, no me llames de usted, por favor, aquí somos todos amigos, viajeros y vividores de los viajes.
En Amberes yo me quedaría con el hotel Firean, creo.
Mientras que en Charleville-Mézières el hotel Cesar que recomiendo es sencillo pero muy económico.
Si vas a pasar también unos días en Bruselas te recomiendo los hoteles The Dominican y Le Plaza.
En cuanto a la comida, todas las abadías salvo Rochefort tienen restaurantes, así que comí en ellos para poder maridar la comida con la cerveza.
Espero haberte ayudado. Aquí me tienes para cualquier otra duda.
Yo voy a hacer la misma que tu , pero voy a hacer un pequeño cambio, visto lo que escribiste sobre la Rochefort , creo que no me pierdo nada , y estando la brasserie de Achouffe tan cerca a Orval , creo que voy a optar por reservar una visita y ver la fabrica de la Chouffe después de visitar la Orval
¡Hola Pepe!
Me parece una buena opción. Yo visité Rochefort por completar el ciclo, pero como abadía en sí misma no tenía nada que pudiésemos visitar realmente (aunque el entorno y el pueblo de Rochefort en sí son muy bonitos).
¡Un saludo!