Después de haber trabajado con algunas oficinas de turismo y de años y años de leer y seguir sus consejos, he llegado muchas veces a la conclusión de que son especialistas en crear objetos publicitarios que se convierten en proyección de toda una ciudad o un país a costa de otros lugares o atracciones igual de válidas. Se me ocurre, por ejemplo, el Manneken Pis como imagen de Bruselas. Sin embargo, en otras ocasiones uno no tiene más que rendirse a la evidencia y aceptar que algunos lugares son los más interesantes. En Gante tenemos Graslei y Korenlei, la postal definitiva de la ciudad.
Esto te lo dice la oficina de turismo, pero también cualquier gantés. Las dos filas de edificios que acompañan al río Lys en su paso por el centro de Gante hicieron de la ciudad una de las más importantes de Europa en la Edad Media, y Gante les recompensó convirtiéndolas en objetivo principal de las capturas y recuerdos de sus visitantes y habitantes.
Todo comenzó en el siglo XI, entonces Graslei y Korenlei eran los dos muelles principales de la ciudad. No, lei no significa muelle, sino que es la versión en neerlandés del inglés lane, que aunque se traduzca como carril se refiere en realidad a una calle de tamaño pequeño. La otra palabra que compone ambos nombres, no obstante, sí que tiene que ver con el origen de los mismos, pues gras es hierba y koren grano.
Efectivamente, como en tantos otros puertos europeos, a Graslei y Korenlei llegaban embarcaciones cargadas de especias y grano para alimentar a una ciudad que llegó a tener entre el siglo XI y el XIII hasta 65 000 habitantes. Por eso las dos líneas de edificios a ambos lados del río están relacionados con alguno de los gremios que trataban con estas mercancías, los primeros burgueses, de una forma u otra.
Hay antiguos almacenes, la casa en la que se pesaba la mercancía para separar la parte que se llevaban los Condes de Flandes como impuestos, y los lugares de residencia de mercaderes y marineros. Aunque varios de estos edificios datan aún de la Edad Media, la mayoría sufrieron algún tipo de renovación a lo largo de los siglos XVIII y XIX.
Con la llegada de la Exposición Universal de Gante en 1913 la restauración fue ya exagerada, hasta el punto de que se crearon nuevas fachadas para algunos de los edificios más perjudicados. La más famosa de éstas sería la de la Casa Gremial de los Albañiles. Basada en la fachada de un edificio del siglo XVI desaparecido fue en el momento de la Exposición el edificio más popular. Pero el descubrimiento de la fachada original muy cerca de allí en 1976 ha hecho que la réplica haya sido completamente descuidada.
Hoy en día las orillas de Graslei y Korenlei son punto de encuentro y lugar de expansión para turistas y locales. Todos sus cafés disponen una terraza cuyo tamaño es función de la temperatura y las posibilidades de lluvia del día de turno, pero que nunca se reduce a la nada. La más famosa de estas terrazas es sin duda la del restaurante Belga Queen, en Graslei.
Frente a él, en Korenlei se encuentra el mejor hotel de la ciudad, el Ghent Marriott, del que ya te hablé, y también en la misma calle se encuentra uno de los hostales con mejores vistas del mundo, el Hostel Upperlink, junto al ábside de la Iglesia de San Miguel y al puente homónimo. Un puente que ofrece las mejores vistas de la ciudad.
Cuando llegan las Gentse Feesten la orilla de Korenlei se convierte en un gran escenario en el que grupos tocan en uno de los emplazamientos más bellos que jamás conocerán. Para los que no somos estrellas de la canción nos queda la posibilidad de tomar alguna de las mejores cervezas belgas en alguna de las catas en Gante, mientras disfrutamos de la historia de Gante que narra cada rincón de este lugar.