Ven conmigo a la capital de un antiguo Gran Ducado. A una ciudad del norte de Europa que conserva tradiciones y arquitectura de otras latitudes. Vamos a conocer Vilna, la segunda ciudad más poblada de los Países Bálticos y capital de Lituania.
No tengo muy claro cuál es el motivo, pero Vilna no tiene tan buena fama como Tallin, la capital de Estonia o Riga, capital de Letonia. Parece una segundona cuando se trata de evaluar la belleza o la vida de las capitales de la región. Sin embargo, algunos elegidos la consideran la más interesante de todas las ciudades del noreste de Europa. Yo sigo descubriendo a la capital de Lituania. Mientras tanto déjame contarte lo que ya conozco.
Dónde se encuentra Vilna
Situada al sureste de Lituania, muy cerca de la frontera con Bielorrusia, Vilna, parece querer alejarse de visitantes al no continuar esa vertical que conecta Tallin y Riga en un línea recta. Para viajar uno a Vilna tiene que hacerlo con toda la intención, y no por la casualidad de que se encuentre de camino entre Varsovia y Riga (esto es lo que sucede a la segunda ciudad del país, Kaunas).
Un poco de historia de Vilna
Al contrario de lo que sucede con los otros dos Países Bálticos, Lituania no ganó su primera independencia tras la Primera Guerra Mundial, sino que como Ducado existía ya en el siglo XIII y a pesar de esto la ciudad -conocida por muchos con su nombre lituano, Vilnius– es la única de las capitales del báltico de la que no se tiene mención hasta el siglo XIV.
Por entonces era ya la capital del Gran Ducado de Lituania, parte de la República de las Dos Naciones. Vilna sólo perdió su posición entre 1919 y 1939 cuando fue anexionada la región a Polonia. Y hoy en día es la orgullosa capital de la República de Lituania. Una ciudad de vanguardia que, en cambio, continúa siendo la más tradicional.
Arquitectura y ambiente en Vilna
La gran diferencia entre los cascos históricos de Vilna y del tandem Riga-Tallin, Patrimonios de la Humanidad, es arquitectónica. En la capital lituana el barroco tiene su mayor representación de los Países Bálticos, algo atestiguado por una buena parte de sus más de sesenta iglesias. De hecho, los únicos dos edificios que recuerdo de estilo neoclásico son su catedral y ayuntamiento.
Como en las otras capitales bálticas, una vez salimos del centro histórico nos encontramos predominantemente con arquitectura de la época soviética y una zona más moderna en la parte norte del río Neris. Pero ese barroco de la vieja Vilna marca la diferencia con sus capitales vecinas.
Lituania es, al contrario que los otros Países Bálticos, de mayoría católica -aproximadamente un 75% de la población. Quizás esto tenga cierta influencia en el ambiente que se respira, pues parece una ciudad mucho más latina que sus compañeras. Por supuesto, esto es mucho más apreciable cuando los días son largos y las temperaturas más suaves, pues en invierno el carácter de la ciudad y sus gentes es mucho más nórdico.
Qué ver en Vilna
De esta ciudad, claro está, destaca ese centro histórico del que he hablado antes. Y dentro de él su universidad, que es la más antigua de todo el noreste de Europa. Los edificios de ésta suponen una buena parte de la extensión de este centro histórico.
Junto al centro dos colinas protagonizan muchas de las visitas a Vilna. La de Gediminas, con su torre homónima, tan representativa que se acuñaba en la antigua moneda del país; y la de las Tres Cruces. Ésta última llamada así por el monumento que domina el parque Kalnai, situado en la colina.
También hay que visitar la autoproclamada -y por supuesto no reconocida- República de Užupis. No se trata de una región de independentistas guerrilleros, sino más bien una muestra del humor de los artistas que pueblan este barrio, situado en la orilla este del río Vilnia.
Visitas guiadas en Vilna
Si quieres algo de ayuda a la hora de descubrir y entender la vida en la capital de Lituania, apuntarse a alguna de las visitas guiadas que se realizan en la ciudad es una opción muy interesante. Déjame que te recomiende aquella que mejores reseñas tienen (ten en cuenta que todas ellas son en inglés):
- Tour privado por Vilna. Esta visita guiada estándar te muestra los puntos más interesantes de la ciudad en una ruta de dos horas y media con un precio desde 27€ por persona. Mira disponibilidad y reserva pulsando aquí.
Qué ver fuera de la ciudad
Vilna es una sede ideal para un viaje por Lituania. También es una habitual primera o última etapa (dependiendo de dónde se aterrice) de una ruta por las Repúblicas Bálticas.
Dentro de la propia Lituania hay otros lugares que merece la pena visitar aunque sea en un viaje de un día desde la capital. Los dos que te recomiendo son Trakai y la colina de las cruces.
Si prefieres ir con guía porque no tienes tu propio transporte o para aprender más te puedes apuntar a una visita a Trakai aquí y la visita a la famosa colina aquí. Si quieres una experiencia más activa en tu visita a Trakai, te puedes apuntar a un tour en kayak desde 70€ a través de este enlace.
En definitiva, la tercera capital de los Países Bálticos, sólo es la tercera si se enumeran por latitud de norte a sur. Por lo demás, Vilna merece una visita tanto o más que Riga o Tallin. Así que, ¿por qué no visitar las tres? Solo tienes que seguir mi artículo sobre el viaje entre capitales bálticas.