Dividiendo a Londres en dos, el Támesis es uno de los mejores compañeros para un paseo por Londres. Es tan sencillo maravillarse con todo lo que el Támesis ofrece que seguro que podríamos preparar una visita a Londres sin separarnos jamás de este río. Y durante esa visita no solo veríamos monumentos y edificios fantásticos, sino que comeríamos y beberíamos de lujo en lugares tan carismáticos como el pub The Anchor.
The Anchor está en el 34 de Park Street, en Southwark, pegado a la orilla del río entre el puente de Southwark y el puente para trenes que sale de Cannon Street Station en la City. Lleva allí desde 1615, casi 400 años sirviendo pintas de cerveza. Se dice que fue desde este lugar desde donde Samuel Pepys relató mejor que nadie lo acontecido durante el Gran Incendio que en 1666 devastó la City of London y que The Monument conmemora.
Con el paso del tiempo el que en principio era un pequeño pub, fue ampliándose hasta ocupar todo el edificio en que se encuentra. Cada vez se añadían nuevas habitaciones quedando las antiguas como una muestra tangible del inevitable paso del tiempo. Su rehabilitación en el año 2008 no le hizo perder encanto alguno, y todavía se respira el Londres del siglo XVII en alguno de sus rincones.
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Son innumerables los recovecos por los que puedes deambular dentro de The Anchor hasta llegar a su terraza. Una terraza con unas vistas al Támesis y St Paul’s Cathedral impresionantes. Puede que los precios de The Anchor sean elevados por ser un lugar frecuentado por los turistas, pero es cierto que más de una vez he visto cobrar por vistas mucho peores que la que este lugar te ofrece.
Y por presentaciones bastante más descuidadas que las de The Anchor, donde chimeneas te calentarán en los fríos días de invierno con el calor de sus ardientes troncos de leña.
En el exterior de The Anchor, separado del pub por la calle, se encuentra la terraza de verano, que en los mejores días del año se llena de turistas que al parecer hacen bajar bastantes unidades la calidad de un servicio que durante mi visita fue impecable.
La camarera que nos atendió fue un ejemplo de atención sin resultar pesada, amable, rápida y eficaz hizo de una deliciosa comida una experiencia aún mejor. Porque la comida de The Anchor, con una carta de pub habitual fue genial, aunque algo cara.
Unos nachos de entrante, una hamburguesa Big Ben y unos Fish & Chips regados con sendas London Pride nos dejaron un agujero de 41.43£ más propina que, aunque no obligatoria, fue más que merecida.
El ambiente en The Anchor depende mucho de la época del año y la afluencia de turistas, que es especialmente intensa en verano e inevitable teniendo en cuenta la localización y la belleza de la zona, pero yo disfruté muchísimo de mi tarde de marzo en The Anchor.
Si te decides a tomar unas merecidas horas de relax en tu viaje a Londres y quieres comer bien mientras disfrutas de buenas vistas al Támesis, no creo que te vayas a encontrar con un lugar tan fantástico como The Anchor. ¿O tienes una sugerencia?