Londres es una ciudad tan antigua o tan moderna como uno quiera concebirla. Es una mera cuestión personal el decidir qué tipo de Londres quieres vivir. En esta ciudad se puede viajar por el tiempo, muchos siglos atrás, o vislumbrar el futuro de nuestra civilización. El Puente del Milenio, bautizado Millennium Bridge, se encargará de entrelazar estas concepciones con un corto paseo a través del Támesis.
No digo esto solo porque este puente cruce el río de Londres en la línea recta que une St Paul’s Cathedral, la Catedral de San Pablo, y el museo de arte moderno Tate Modern; aunque desde luego es un buen motivo, pues ambos edificios representan perfectamente acontecimientos históricos relevantes de distintos periodos de la vida de Londres.
La catedral barroca construida entre el siglo XVII y el XVIII seguro fue una forma para Christopher Wren, su arquitecto, de suplicar al apóstol que jamás se repitiese una catástrofe en la City of London del calibre del Gran Incendio acontecido en el año 1666. Mientras que la sede del museo de arte moderno de las Galerías Nacionales es un ejemplo de la evolución de la ciudad desde su rol industrial en el siglo XIX y parte del XX hasta la Londres actual, vanguardia mundial, que tiene todavía puestos en ella los ojos de todos los artistas transgresores del mundo.
Hay, como digo, otros motivos por los que esta delgada cinta de acero es un nexo entre distintas épocas. Uno, casi espiritual, es que el puente haya sido inaugurado en dos milenios distintos. Construido entre 1996 y 2000 por Foster + Partners con la ayuda del escultor Anthony Caro y los ingenieros Arup, el puente fue inaugurado en junio de 2000, justo antes de que el segundo milenio terminase. Pero las más de 100 000 personas que lo cruzaron ese día hicieron que oscilase tanto el puente que se cerró para modificar su estructura con unos amortiguadores para los pasos de la marabunta. Ocho meses después, ya en 2001, se volvería a abrir.
El puente perdía su apodo de «wobbly» (tambaleante) y sentaba una nueva base de ingeniería civil. Nunca un puente peatonal se construiría de la misma forma desde el Millennium Bridge, el primer puente construido en Londres cruzando el Támesis desde el Tower Bridge, el que para muchos es es puente más bonito del mundo.
En mi opinión, no solo ha hecho un genial papel de nexo el Puente del Milenio, sino que también ha sido pionero. En otras zonas de Londres como Camden o Brick Lane pasó con los artistas, en esta ocasión el propio puente parece ser el primero que puso un pie en Southwark cuando este municipio londinense aún estaba bastante olvidado. Desde entonces ya nadie mira con cara extrañada a aquel turista o local que quiera escapar de la City para ir a otra de las zonas más apetecibles de la ciudad.
El minimalismo del Millennium Bridge, que apenas interrumpe la vista del peatón que lo cruza, lo hace una estructura fantástica y atractiva para cualquier fotógrafo -o intento de fotógrafo como servidor- 320 metros de juegos con colores, líneas y formas con un fondo de pantalla tan único como Londres es. Como si de Londres no hubiese ya bastantes cosas que decir, resulta que hasta los puentes toman la palabra.
