Este artículo pertenece a la guía de Toulouse de Vivir Europa.
Toulouse no es una ciudad cualquiera con un ayuntamiento cualquiera. Un edificio impersonal situado en un lugar que poca gente local recuerda. El ayuntamiento de la ciudad tiene nombre propio: el Capitolio –Capitole en francés- y en torno a él se encuentra la plaza más concurrida de la ciudad, sea cual sea la estación o la ocasión, y una torre del homenaje que ejerce la función de oficina de turismo, una de las más espectaculares de su género.
El Capitolio de Toulouse lleva funcionando desde el siglo XII, aunque su mayor reforma llegó en el siglo XVIII, fecha de la que proviene su fachada neoclásica, obra de Guillaume Cammas. Fue entonces cuando este lugar ganó funciones públicas, orientadas a los ciudadanos, haciendo del ayuntamiento también una sala de exposiciones y convirtiendo una sección del edificio en nada menos que un teatro.
El edificio con predominante uso del ladrillo y la piedra, esta última de difícil acceso en Toulouse, es el elemento más representativo de la Plaza del Capitolio, siendo reconocido por sus ocho columnas, representantes de los miembros del consejo municipal -o capítulo-, que otorgan nombre al edificio y cuyos blasones aún decoran los balcones.
La idea de que hay un teatro en un ayuntamiento parece bastante absurda y quizás lo es más hoy en día, el motivo detrás de esto: tratar de no separar la cultura de la política. ¡Qué raro suena!
En el centro de la plaza se encuentra la Cruz de Laguedoc, originalmente una rueda solar rematada en círculos, cada uno de los cuales representaba un signo zodiacal. En su versión actual, realizada por Raymond Moretti, las horas del día, los puntos cardinales y los meses del año también están presentes.
El Ayuntamiento de Toulouse se puede visitar si desde la Plaza del Capitolio seguimos el Patio de Enrique IV. De este corredor destacan sus blasones y la placa que conmemora el lugar en el que el Duque de Montmorency, gobernador del Languedoc, fue ejecutado en 1632.
En lo alto del portal de 1546, adornado con columnas jónicas y un bajo relieve que representa a dos cautivos, se encuentra desde 1607 una estatua de Enrique IV en mármol.
Ya dentro del edificio, la Gran Escalera, construida a finales del siglo XVIII para conectar la Sala de los Ilustres es el primer punto de contacto. Con algo más de 100 años, destaca por todas sus obras, incluyendo un torneo del siglo XIV, el busto de Jean Jaurès, la solemne sesión de los juegos florales de Laurens o la apoteosis de Clémence Isaure.
Tras la Gran Escalera, la primera habitación es la Sala Gervais, que fue dedicada a ceremonias nupciales en sus inicios, y hoy alberga las alegorías del amor de Paul-Jean Gervais.
Más allá se encuentra la impresionante Sala de los Ilustres, de 1674, aunque fue rediseñada en el siglo XIX por Paul Pujol. En ella es donde las recepciones oficiales y bodas se celebran en la actualidad, bajo la atenta mirada de doce bustos entre los cuales están los del General Imperial Caffarelli y Pierre-Paul Riquet, creador del Canal del Mediodía.
Quince lienzos cubren las paredes, destacando los de «la Entrada del Papa Urbano II a Toulouse», obra de Benjamin Constant y «La bella Paule en el balcón» de Henri Rachou.
Cargada de arte también se encuentra la Sala Henri-Martin, donde diez obras de este autor de estilo similar al impresionismo se reparten a lo largo de sus paredes. Los Soñadores, donde Jean Jaurès a parece paseando junto a otras eminencias locales de la época por el cauce del río Garona, es la más conocida de las obras junto a los paneles que representan las estaciones en la región.
La última sala del Capitolio es la del Consejo Municipal en la que se reúnen 69 miembros en un lugar en el que destaca la placa de mármol que recapitula todos los alcaldes de la ciudad de Toulouse desde 1790.
De nuevo fuera del Capitolio, pero esta vez en el lado opuesto a la Plaza del Capitolio se encuentra su torreón, el Donjon du Capitole. Se trata de una imagen muy popular por su adarve almenado, su cimborrio de pizarra y las torretas del mismo.Construido en 1525 como archivo local, funcionó como tal hasta que en 1946 cambio de función para convertirse en la oficina de turismo de la ciudad, algo que sigue siendo.
Merece la pena pasarse por esta bella oficina de turismo tanto para recibir la tarjeta de turismo de Toulouse (que puedes reservar en este enlace), como para realizar una visita guiada, o sencillamente terminar un paseo por el Capitolio de esta ciudad, el símbolo de la ciudad.