Lovaina es una ciudad de poco más de 100 000 habitantes, la mayoría de ellos estudiantes, pero su extensa historia está presente tanto en el centro urbano como en sus alrededores. Además del ayuntamiento más bonito de Europa, Lovaina tiene cuatro abadías que recuerdan tiempos en los que la vida religiosa era seña de vitalidad en las ciudades, y la más bella de estas cuatro es la Abadía del Parque (Abdij van ‘t Park).
Quizás, al mirarla en un mapa, la Abadía del Parque te pueda parecer alejada del corazón de Lovaina, pero lo cierto es que se encuentra a pocos minutos andando del centro de la ciudad, justo al sur del anillo de circunvalación que delimita en este punto Lovaina del suburbio de Heverlee, en el que viví los cuatro primeros meses que pasé en Bélgica.
Y aún estando tan cerca, la Abadía del Parque parece vivir en soledad, apartada del ruido y ajetreo de esta ciudad universitaria a todas horas. Físicamente por las vías del tren, pero espiritualmente por siglos y siglos funcionando más como una abadía en un bosque (de aquí el nombre) que como una abadía en una ciudad.
Puedes pensar que son horas las que has caminado hasta llegar allí, aunque tus piernas aún no flaqueen y así se sienten también, en cierto modo, las personas que incorporan es sus rutas de ejercicio diarias una travesía por la Abadía del Parque.
La Abadía del Parque es una abadía mostense (de la Orden de canónigos Premonstratenses) que data de 1129, cuando esta zona era el parque de caza de Godofredo I de Lovaina, el Duque de Brabante, y tuvo la suerte de no sufrir nunca destrozos durante las muchas guerras que han asolado a Bélgica desde mucho antes de que este país existiese como tal, conservando así su aspecto como muy pocas abadías de Flandes han podido hacerlo, pudiendo mediante sencillas restauraciones recuperar su apariencia de los siglos XVI y XVII.
La última reforma que sufrió el recinto de la Abadía del Parque se ha llevado a cabo durante 2014, una obra que tenía un presupuesto de más de 40 millones de Euros, y que ha dejado el lugar en es estado impresionante.
En la parte más alta del recinto de la abadía se encuentra el cementerio de la misma en el que muchas personalidades de Lovaina, la mayoría relacionadas con su universidad, la KU Leuven descansan hoy en día.
El estado de las sepulturas es tal que sorprende ver la que algunas de estas personas llevan más de un siglo aquí, y además una imagen de la Virgen dentro de una roca da la nota curiosa a la imagen tétrica de un campo santo.
Frente al cementerio se encuentra la entrada al Museo de Arte Religioso y Cultura de la abadía, con una interesante colección de arte y una biblioteca con más de 6000 documentos antiguos.
Pero como la religión no alimenta, se abrió anexo a la Abadía del Parque el restaurante Brasserie De Abdijmolen (el molino de la abadía), nombre que como bien habrás adivinado le viene por ser este edificio el antiguo molino de los monjes. Un molino que aunque dejó de utilizarse en 1963, sigue funcionando un domingo al mes para deleite de los comensales del restaurante.
Pero el molino no es lo mejor de la Brasserie De Abdijmolen, sino las fantásticas vistas a los cuatro estanques de la Abadía del Parque que hay desde su terraza, algo que hace durante el verano que el restaurante sea muy frecuentado por los locales.
La más bella de las cuatro abadías de la ciudad, la Abadía del Parque, es un lugar imprescindible dentro de una visita a Lovaina. Un paseo por sus alrededores, independientemente del clima que te encuentres, te relajará y mostrará las bondades de esta zona de Bélgica. ¡No te la pierdas, especialmente si te decides a hacer una ruta en bici por Lovaina!