Este artículo pertenece a la guía de Lovaina de Vivir Europa.
Quien piense que Bélgica es una país aburrido no lo ha visitado durante los meses de verano. Una vez llega el buen tiempo los belgas se lanzan a la calle con cualquier excusa, al salir del trabajo durante la semana y en todo momento durante el fin de semana. Más si cabe si pensamos que decenas de festivales se realizan por todo el país entre junio y septiembre. En Lovaina, la Wereldfeest Leuven da el pistoletazo de salida a la temporada estival.
Desde finales de los años noventa del siglo XX el primer sábado de junio es un momento muy especial en Lovaina. En el parque De Bruul, situado tan solo 8 minutos a pie al noroeste de Grote Markt y muy cerca de la Iglesia de Santa Gertrudis, se celebra la Wereldfeest Leuven -la Fiesta del Mundo en Lovaina-, un encuentro marcado por la voluntad por la integración de las personas, independientemente de su nacionalidad, raza o creencia y con un aire bastante hippie en el que música, gastronomía y ayuda al prójimo son las notas dominantes.
Ayuda al prójimo porque cada año son varias las organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales e iniciativas medioambientales presentes en la Wereldfeest de Lovaina. La idea está clara, aprovechar que se vive en un país donde la situación social es fantástica para la gran mayoría para tratar de poner algo de nuestra parte. En 2014 fueron 42 distintas organizaciones las presentes en la Fiesta del Mundo de Lovaina, entre ellas UNICEF, Oxfam y Amnistía Internacional.
La gastronomía llega de la mano de los puestos callejeros -15 en 2014- en los que predominaba la comida asiática y africana, aquella usualmente más difícil de acceder en un país en el que hasta los restaurantes chinos suelen tener precios bastante altos si los comparamos con España o el Reino Unido. Es cierto que tuvimos la suerte de disfrutar el año de mi visita de un día tan caluroso que no apetecían demasiado los calientes y picantes platos tailandeses o turcos, pero cómo quejarse cuando tienes un día al año de 30 grados.
Pero el punto más interesante de la Wereldfeest es sin duda la música, y en especial los cuatro conciertos del escenario principal que durante unas ocho horas deleitan al público y traen un ambiente fantástico. En esta ocasión un grupo holandés, uno belga, un surcoreano y para terminar la función Jupiter & Okwess International, un grupo de Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, que tanto sufrió en tiempos de Leopoldo II cuando se hacía llamar irónicamente el Estado Libre del Congo, a pesar de ser el centro de esclavos personal del rey belga.
Los ritmos africanos y el comienzo de la puesta del sol refrescaron y animaron a unos espectadores que son, en su mayoría, jóvenes estudiantes y alternativos. El ambiente fue tan genial que uno no podía evitar bailar al son de una música cuyas letras eran ininteligibles.
Puestos de ropa, joyería, y cursos gratuitos de música, baile y hasta masajes completan la oferta del Wereldfeest que da inicio al verano en Lovaina y a la época de festivales en Flandes. Tres meses de diversión te esperan en Bélgica.