Este artículo pertenece a la guía de Debrecen de Vivir Europa.
Me gustan los cementerios, qué puedo decir, es una pasión que nada tiene que ver con el morbo. Juntar en un mismo lugar historia, arte y solemnidad no es una tarea fácil, pero sí está al alcance de muchos cementerios europeos, y más cuanto más al norte de Europa nos dirigimos. Creo que la humedad y el frío hacen que los cementerios sean más bonitos, será el moho que crece alrededor de las lápidas.
Al sureste del Nagyerd?, el gran bosque de la ciudad de Debrecen, se encuentra desde 1932 el cementerio público de la ciudad, Debreceni köztemet?, tras un paseo de poco menos de un kilómetro y medio entre los cipreses de Ady Endre utca.
Casetas vendiendo flores se apilan a ambos lados de la carretera así como algún que otro coche tanto de involuntarios visitantes como de empleados del recinto. Aunque en esencia sea gris, lo cierto es que el cementerio de Debrecen rezuma color.
La estampa del crematorio del cementerio, con su tejado de cerámica lila y sus paredes y chimeneas en color sándalo destaca a medida que te aproximas. Pero justo antes de entrar una estatua con tres elementos tiñe de blanco la imagen.
Construido con ladrillo de la propia ciudad, el crematorio deja una sensaciones un poco extrañas. Por la noche, sin duda, se puede imaginar como el protagonista perfecto de una historia sobre una casa encantada.
Una vez superado este mal trago llega el momento del disfrute. No encontraréis personajes famosos en el cementerio de Debrecen, al menos no para un español, pero sí que hay tumbas y mausoleos de muchísima belleza y nivel de detalle.
Las estatuas de mujeres en materiales tan diversos como el mármol y el granito se unen a una vegetación que se controla más bien poco, hasta el punto de que las tumbas más antiguas casi parecen devoradas por la propia naturaleza.
No faltan tampoco referencias a militares húngaros que perdieron su vida durante alguna de las dos guerras mundiales del siglo pasado o aquellas tumbas que te quitan el aliento por un segundo por la edad temprana a la que terminó la vida de sus huéspedes.
Sé que no es para todos los gustos, pero si como yo, encuentras interés en este tipo de recintos que, por mucho que no queramos, es indispensable en la vida de una ciudad, vas a disfrutar mucho de tu visita al cementerio de Debrecen.
Y piensa que si te encuentras un poco alicaído tras pasar un rato entre tumbas, te encuentras en el gran bosque de la ciudad, así que tienes todo el oxígeno del mundo a tu disposición para sentirte vivo de nuevo. Que no se diga que este artículo te ha quitado años de vida.