Como ya sabéis pronto dejaré de viajar por Europa para comenzar a Vivir Europa. El cambio en mi pensamiento que mi nuevo proyecto supuso se empezó a hacer notar cuando comenzaba a fijarme mucho más en los elementos más cotidianos de la cultura y sociedad de los países que visitaba. Y pocas cosas son más cotidianas, más del día a día, que un supermercado.
Durante mi estancia en Bolonia me pasé por un par de supermercados para recortar un poco los gastos en alimentación. Fue duro no probar cada día dos restaurantes distintos de la maravillosa “ciudad dónde mejor se como de Italia”. Pero la experiencia fue interesante.
El supermercado que recuerdo especialmente fue el Conad que se encontraba, casualmente, al lado del restaurante Dire, Fare, Mangiare. Era un supermercado grande de ciudad, no uno de los pequeños de barrio.
En el supermercado, hubo algo que destacó nada más dar mis primeros pasos por el recinto, y que sin duda es esencial para entender buena parte de la alimentación italiana. No, no estoy hablando de la gran variedad y cantidad de pastas, ni tampoco de los embutidos de la Emilia-Romagna. De eso hablaré después.
Lo más curioso de los supermercados italianos es que una sección tremendamente grande de los mismos está dedicada prácticamente en exclusiva a una marca: Mulino Bianco.
Esta marca, que si no recuerdo mal tuvo cierta presencia en España y que ahora mismo, creo que está desaparecida, es el 90% de los artículos de repostrería del supermercado, sin exagerar.
La cantidad de galletas, dulces, tartaletas, bizcochos y similares que hay de Mulino Bianco es muy superior a las Cuétara de aquí, por ejemplo. De hecho, sé de buena tinta que incluso en España hay mucho italiano que no puede vivir sin su Pan di Stelle.
La sección de pastas obviamente es gigantesca y otro de los puntos destacados del “parque de atracciones” en que se convierten los supermercados en mis viajes. Da la sensación que por cada tipo de pasta de España en Italia tienen diez variantes. Nosotros los llamamos macarrones, ellos penne lisce, penne rigate, pennette lisce, pennette rigate, mezze penne rigate, mezze maniche rigate, mezze canneroni, etc.
Y la pasta allí además parece toda buena. No hay marca blanca de la que solo se puede comer dura o en papilla, como aquí tenemos.
Por último, en este repaso de los supermercados de Bolonia no me puedo dejar, claro está, la sección de charcutería. La cantidad de quesos y fiambres que hay es impresionante. Muchos envasados con marca, otros envasados al vacío y también se pueden comprar a la charcutera que hay dentro del supermecado, que te lo cortará en el momento.
Sorprendentemente la forma más barata (y la más buena) de comprar el fiambre es pidiéndolo a la charcutera. Aunque eso sí, el fiambre en supermercado en Italia no es barato, así que tendréis que rascaros los bolsillos para disfrutar de estos manjares incluso en los mercados.
¿Alguna cosa de los supermercados de Bolonia, y en general de Italia, que me haya dejado? ¡Espero vuestros comentarios!
Tour Gastronómico por Bolonia
Bolonia es la ciudad de toda Europa donde mejor he comido. Tiene todo lo mejor de Italia y el añadido de ser la capital de la región de la Emilia Romagna, donde los embutidos, el vinagre de Módena, el ragú boloñés, son delicias absolutas.
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Tu viaje comienza en Vivir Europa
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