Este artículo pertenece a la guía de Debrecen de Vivir Europa.
Este poco ingenioso juego de palabras del título viene del hecho de que romkert en húngaro significa precisamente jardín de ruinas. Un nombre bastante usado en el país, pues como recordarás ya te hablé del romkert de Székesfehérvár en nuestro recorrido por el centro de la ciudad.
Al contrario de lo que pasa en la blanca sede del trono, en el Romkert Kávéház no hay ningún rey enterrado. Tan solo estamos hablando de una de las cafeterías más acogedoras, y quizás con más carisma de la ciudad de Debrecen.
Justo detrás del Nagytemplom, la gran iglesia central de Debrecen que hay en la plaza de Kossuth, se encuentra esta cafetería que desde fuera da más sensación de invernadero que de otra cosa, con sus grandes cristaleras y las plantas de alrededor.
Al entrar a la cafetería nos encontramos con un espacio muy amplio y muy bien iluminado, lo que unido al blanco de los muros y de las telas que cubren el techo de cristal y los colores crema claros que predominan hacen que la sensación de espacio sea muy fuerte.
Además, como si quisiese confirmar esa sensación que su exterior le da, son muchas las plantas que rompen la armonía de colores claros. Hay macetas por todas partes. Y detalles curiosos, como las fotos que colgadas de pequeños hilos transparentes parecen flotar por en la cafetería.
El Romkert es un lugar tranquilo, ideal para disfrutar cualquiera de sus chocolates, tés o cafés junto a un pedazo de tarta mientras charlas con tus amigos en un ambiente acogedor y cálido. Tanto la calidad, como los precios de este local, todo sea dicho, están bastante por encima de la media de lo que puedes encontrar en Debrecen. Algunos de sus chocolates nada tienen que envidiar a las cafeterías de las propias pastelerías.
Pero también es uno de los espacios culturales más activos de la ciudad de Debrecen a día de hoy. Muchísimos conciertos de artistas locales se realizan cada mes en la zona que tienen preparada para la ocasión, un pequeño escenario dispuesto en el lado opuesto a la entrada.
Incluso a un cuentacuentos me encontré una vez, desafortundamente hablando en húngaro, que acompañaba su narración con el piano del local. Una velada que los nativos disfrutaron muchísimo y en la que yo me sentí bastante frustrado.
La decoración del Romkert se completa con una pequeñísima exposición que narra la reconstrucción de la Gran Iglesia de Debrecen, con planos, dibujos y una pequeña maqueta en blanco impoluto de la iglesia antes de quemarse en 1802 junto con gran parte de la ciudad en el gran incendio de Debrecen. Y un par de trajes típicos de la región sobre unos maniquís que más bien parecen espantapájaros.
Si visitas Debrecen no deberías dejar pasar la ocasión de pasar una tarde o noche en este jardín de ruinas de la ciudad en el que disfrutar de la cultura local con un más que agradable bebida caliente.