Este artículo pertenece a la guía para vivir en el Reino Unido de Vivir Europa.
Porchester es una ciudad dormitorio. Situada a mitad de camino entre Portsmouth y Southampton, la mayoría de sus habitantes dejan sus hogares para acudir a las dos grandes ciudades de Hampshire a trabajar y hasta la noche Portchester no recupera algo de vida y realiza gasto energético.
Pero Portchester no es una ciudad dormitorio como las que seguramente imaginas, no es una urbanización creada sobre la nada con el sencillo objetivo de dar salida a aquellas personas que ya no caben en la ciudad, a la vez que éstas adquieren la sensación de tener algo de independencia y más espacio. Portchester existe en esta zona conocida como Fareham Lake, que no es más que una parte más del Canal de la Mancha separada de éste por el estrecho que hay entre Gosport y Portsmouth, vamos, un lago de agua salada; y existe desde que los romanos construyeron un fuerte que le daría nombre, Portus Ceaster -siendo ceaster inglés antiguo para definir un fuerte romano.
En el siglo XIII, Porchester seguiría creciendo. Los romanos habían dejado hacía tiempo ya la isla de Gran Bretaña, pero su antiguo fuerte era ahora un pueblo con mercado y hasta una feria anual, y seguiría creciendo más allá de la Guerra de los Cien Años. Solo la naturaleza podía acabar con el crecimiento de este lugar, y así ocurrió. La bahía de Portsmouth se colmató, Portchester dejó de ser un puerto y se convertiría en una zona rural sin demasiada importancia con una sencilla prisión en el lugar del fuerte.
Un tren tenía preparada una nueva función para Portchester, un tren que llegó a la recién construida estación en 1848 y que hizo que la población creciese en menos de 150 años, pasando de menos de mil hasta 18 000 habitantes. Escuelas serían abiertas y Portchester se convertiría en lugar de residencia para mucha gente, entre ellos David B. y Sheila Gaiman, padres de Neil Gaiman, el famoso escritor de fantasía, autor entre otras obras, de The Sandman.
El único reclamo turístico de Portchester sigue siendo su fuerte romano, Portus Adurni, posiblemente el fuerte romano mejor conservado al norte de los Alpes. Propiedad de English Heritage el recinto es de visita gratuita y cuenta con una iglesia y un castillo en muy buenas condiciones y con unas vistas espectaculares de la bahía.
La Iglesia de St Mary, que perfectamente podría ser considerada una de situadas en un mejor emplazamiento de todo Hampshire fue construida en 1128 y sigue ofreciendo servicios a la comunidad de Portchester, pudiendo, como fue nuestro caso, tomarte un té y un pedazo de tarta casera en su patio.
La entrada al Castillo de Portchester cuesta 5£ por adulto, 3£ por niño y 13£ por familia de hasta tres hijos, y en él se puede ver una exhibición que cuenta la vida en el lugar en su momento de mayor esplendor.
Llegar a Portchester sin vehículo propio es posible a través del tren de South Western Trains entre Southampton y Portsmouth y de los autobuses X4, 3 y 22 de la compañía First. En Train Genius puedes comprar los billetes del tren, que tarda unos 40 minutos desde Southampton y unos 20 desde Portsmouth.
Si alguna vez creíste que una ciudad dormitorio jamás podría tener encanto, date un paseo por Portchester, su fuerte y sus deliciosas casas victorianas. Seguro que cambias de idea.