En el Reino Unido también se puede ir a la playa, lo creas o no. Es cierto que la temperatura es bastante más baja, los días de lluvia más habituales y el agua del océano Atlántico más fría que la del mar Mediterráneo; pero cuando los astros quieren que el día sea caluroso y soleado, uno puede disfrutar del salitre y la arena en lugares como la playa de Bournemouth, una de las más famosas de Inglaterra.
A lo largo de la costa de Dorset, con epicentro en el Muelle de Bournemouth, se extienden siete millas, más de 11 kilómetros, de arena blanca y límpida agua. Una gran playa de muy fácil acceso desde el centro de Bournemouth a través del Lower Pleasure Garden y que en realidad está formada por siete playas distintas.
Bajo el sobrenombre de Bournemouth Beach, la playa de Bournemouth se divide en siete tramos distintos que comparten este microclima especial que tan buena fama tiene en todo el país. De Hengistbury Head, cerca de Christchurch, a la Bahía de Poole tienes Southbourne Beach, Fishermans Walk Beach, Boscombe Beach, East Cliff Beach, West Cliff Beach, Durley Chine Beach y Alum Chine Beach.
Pero ya que la arena nunca se interrumpe, y que las sensaciones y vivencias en cada una de estas playas ha sido igual para mí, me tomaré la libertad de hablarte de las tres caras de estas playas como si de una sola se tratase.
La cara popular de la Playa de Bournemouth
Con cierta fama de destino vacacional perpetuo para el jubilado, Bournemouth y su playa son una suerte de Benidorm inglés, por supuesto no tan explotado como la ciudad levantina. Así, en verano son miles de personas las que invaden la arena en busca de un lugar en el que tostarse, aunque con menos intensidad que en sus semanas vacacionales en la Europa meridional.
Tan popular es la playa de Bournemouth que llegó a ser elegida en 2012 por los usuarios de TripAdvisor la cuarta mejor playa de Europa, casualmente justo por encima de Benidorm.
La cara tranquila y deportista de la Playa de Bournemouth
No siempre hace sol y buen tiempo en Inglaterra -vaya descubrimiento, ¿verdad?-. Y por eso la playa de Bournemouth no es siempre una colmena de abejas cuyas franjas son blancas y rojas gracias a los rayos del sol en lugar de negras y amarillas. Cuando llegan los días nublados, algo más fríos, el bullicio se torna tranquilidad.
Entonces solo aquellos con voluntad de hierro se visten de neopreno para cabalgar las olas o correr por los vacíos paseos, mientras otros se dedican a disfrutar de los colores otoñales y primaverales y la sensación de vida que la fría brisa marina insufla en tu cuerpo. Las playas vacías son retratos cargados de melancolía que llevo disfrutando desde bien pequeño.
La cara colorida de la Playa de Bournemouth
Aunque arquitectónicamente hablando no hay ningún edificio en la playa de Bournemouth que pueda hacer sombra al Bournemouth Pier, sí hay construcciones que han dado muchísimo color a las, en ocasiones monótonas, tonalidades de arena y mar.
Diseño de Wayne Hemingway con la colaboración de Crown Paints, las casetas de la playa -beach huts- de Bournemouth se han convertido en una atracción en sí mismas que se puede disfrutar desde 36£ por semana en invierno y 140£ en verano.
Estas son las tres caras de la playa de Bournemouth, un lugar para pasear, correr, tomar el sol que Inglaterra te permita, hacer un picnic y tocar la guitarra con amigos, o bañarse bajo la lluvia.
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