Este artículo pertenece a la guía para vivir en Bélgica de Vivir Europa.
Parte del encanto y a la vez una gran pega para aquel que quiera adentrarse en el mundo de las cervezas trapenses es el secretismo que gira en torno al proceso de fabricación y la historia de éstas. Principalmente porque los monjes de la orden cisterciense a la que pertenecen las abadías trapenses guardan un silencio casi absoluto. Afortunadamente la creciente popularidad de estas cervezas ha hecho que se abran lugares como el Espacio Chimay, donde uno puede saciar tanto su sed de cerveza como la de conocimiento.
Dentro del Auberge de Poteaupré, que hace las veces de hotel -por si las cervezas no te permiten conducir de vuelta- y café restaurante asociado a Chimay y que se encuentra a unos diez minutos a pie de la Abadía de Notre-Dame de Scourmont, la abadía de Chimay; puedes visitar también el Espacio Chimay, que es una exhibición interactiva sobre la historia y el proceso de fabricación de los productos Chimay, tanto de la cerveza como de sus exquisitos quesos.
El Espacio Chimay ha optado por utilizar las herramientas interactivas más modernas posibles para hablar de los más de 150 años de historia de la abadía, hablando no solo de sus creaciones, sino también de la vida espiritual de los monjes. Hay una buena cantidad de vídeos que narran, entre otras cosas, la historia de Jean de Clerck, experto maestro cervecero de Lovaina, y el Padre Theodore, discípulo del primero, y que fue el encargado tras la Segunda Guerra Mundial de relanzar la producción de cervezas en Chimay, convirtiéndolas en las cervezas trapenses más populares del mundo.
La exhibición comienza en una sala en la que una gran maqueta de la Abadía de Nuestra Señora de Scourmont nos muestra las distintas actividades del día a día de los monjes mediante la iluminación de las secciones de la abadía correspondientes. Más allá de esta hay una gran cantidad de objetos relacionados con la evolución de la venta de productos Chimay y una zona en la que ver y tocar los productos con los que se fabrican sus deliciosas cervezas.
Una aplicación disponible para teléfonos inteligentes permite ampliar la información ofertada en el Espacio Chimay sin coste añadido. Además, si no tienes un teléfono de este tipo o no puedes descargar la aplicación, te dejarán un iPod para que la uses.
Tras visitar la exhibición podrás degustar una Chimay Dorée en un vaso de 25cl. Esta cerveza, que hasta hace muy poco era exclusiva del Auberge de Poteaupré, todavía no puede tomarse de grifo en ningún otro lugar del mundo, compensando así, en cierto modo, el excesivo coste del Espacio Chimay: 6.50€ por persona.
En el momento de realizar la visita al Espacio Chimay quedé muy decepcionado. La exhibición no era especialmente grande -de hecho la exhibición en Orval que vería el día después dentro de la visita a las ruinas de la abadía era mayor- y además mostraban que el proceso de fabricación y distribución de Chimay, la cerveza trapense más internacional, distaba mucho de ser esa maravilla, casi secreta, que se espera de los monjes cistercienses. Quizás por esto, a pesar de la degustación no pensé que mereciese la pena.
Y es probable que sea mejor gastar los 6.50€ del Espacio Chimay en dos cervezas del café restaurante contiguo, sobretodo si vas a visitar todas las abadías trapenses de Bélgica y por tanto verás el proceso de fabricación en Orval. Pero ahora, en frío, reflexionando, pienso que si no vas a la Abadía de Orval, merece la pena visitar el Espacio Chimay, para saber de primera mano cómo se fabrican algunas de las mejores cervezas del mundo.