Este artículo pertenece a la guía de Chambéry de Vivir Europa.
Pensar en la ciudad francesa de Chambéry es pensar, sobretodo, en sus Elefantes (una estatua de cuatro elefantes que es símbolo de la ciudad) y en su castillo. Hoy quiero hablar de la que fue residencia de los condes y duques de la región de Saboya y en la actualidad es sede de las oficinas de la prefectura y el consejo del condado homónimo.
Mi primer recuerdo del Castillo de los Duques de Saboya llegó tras desayunar en mi primera mañana en la ciudad. Recuerdo perfectamente el pararme frente a unas escaleras de piedra tan diminutas que parecían más bien una rampa con arbustos tallados en forma cilíndrica y un frío considerable aunque la nieve aún no había llegado a esta ciudad de los prealpes franceses. Eran los primeros días de enero de 2015.
El Castillo de los Duques de Saboya se encuentra en la parte sur del centro de la ciudad de Chambéry, perfectamente accesible a pie en una ciudad que no tiene mucho más de cincuenta mil habitantes. La primera mención del mismo data del siglo XI, pero es en el siglo XIII cuando Tomás I, conde de Saboya compra la urbe de Chambéry, castillo incluido, y comienza la construcción que daría lugar a elementos del castillo aún en pie: la Torre de la Tesorería, a Torre Semi-Redonda y la Torre de los Archivos, entre otros.
En el mismo siglo XIII, en 1295, Chambéry se hacía capital de Saboya y su importancia crecería considerablemente hasta que en 1563 la capital se trasladaba a Torino para alejarla de Francia. Entonces el Castillo de los Duques de Saboya se convertía en el centro administrativo que aún hoy es, aunque se mantenía como residencia ducal.
La incorporación de esta región a Francia en 1860 no cambiaría las funciones administrativas del castillo, que se convertía en sede de la prefectura y del consejo general de la región de Saboya. Hoy en día es posible tanto visitar el castillo como acudir a conciertos que se organizan en él de forma esporádica.
De entre todos los edificios que componen el Castillo de los Duques de Saboya, el que mejor recuerdo me trae es la Santa Capilla, construida en 1408 y que destaca por su interior más que por su exterior. En ella se conservó el Sudario de Turín, más conocido como la Sábana Santa, entre 1502 y 1578. Su vidrieras del siglo XVI y la decoración en trampantojo, tan típica de la ciudad de Chambéry, obra de Casimir Vicario en 1836 son sus señas de identidad.
En la Torre Yolande, campanario anexo a la Santa Capilla, se encuentra, tras 85 escalones el famoso carillón de 41 toneladas y 70 campanas. Es uno de los ocho más grandes del mundo y hay conciertos el primer y tercer sábado de cada mes a las 17:30. Este carillón no es el original, que puedes ver junto a la iglesia, en su exterior y data de 1937.
Si nos movemos al edificio principal del Castillo de los Duques de Saboya, el Edificio del Gobierno, de acceso gratuito, podemos visitar la Cámara de las Cuentas, que exhibe parte de la historia del castillo y la ciudad. Mientras que en la Torre Semi-Redonda tenemos unas vistas de Chambéry y de su entorno prealpino que merecen en sí mismas la visita al castillo.
El elemento más importante de la historia de Chambéry, y todavía la visita que más recomiendo en la ciudad francesa, el Castillo de los Duques de Saboya es historia en perfecto estado de conservación.