Castillo de Arenberg de Lovaina

En una conversación con un par de hombres de unos cincuenta años mientras hacía de voluntario en el STUK de Lovaina me hablaron de la variedad paisajística y lo interesante que eran los alrededores de la capital del Brabante Flamenco. No se equivocaban, un paseo a pie a las afueras de la ciudad te lleva a lugares muy variopintos, pero de entre todo lo que Lovaina te puede ofrecer fuera de su anillo, no hay estructura que supere en belleza al Castillo de Arenberg.

La historia del Castillo de Arenberg se remonta al siglo XII, época en la que fue residencia de los duques de Heverlee, pero fue tres siglos más tarde, con la venta de los terrenos a la familia van Croÿ, cuando esta adinerada casa destruyó el primer castillo para construir uno en estilo renacentista.

Willem van Croÿ terminó en 1515 el Castillo de Arenberg, construyendo, anexo al castillo, un monasterio de la orden benedictina de los Celestinos. Pero los van Croÿ no disfrutaron mucho de este lugar, pues menos de cien años después, tras la muerte de Karel III van Croÿ toda la zona pasó a manos de la familia Arenberg, que daría nombre al actual castillo.

Los Arenberg eran los titulares de un ducado parte del Sacro Imperio romano Germánico y aunque de origen germánico, la mayoría de sus propiedades se encontraban en lo que hoy en día es el país de Bélgica.

Fue precisamente este origen y conexión con alemanes y austriacos los que en el siglo XX y tras la Primera Guerra Mundial, en la que el ejército alemán ocupó el -recientemente renovado en estilo neogótico- castillo, hicieron que el gobierno belga expropiasen esta propiedad a la familia, quedando sólo el nombre de Arenberg para el recuerdo.

Hoy en día este castillo que es, como casi todos los edificios destacables de Lovaina, propiedad de la KU Leuven, universidad de la ciudad, destaca principalmente por los grandes espacios verdes que lo rodean, siendo la vista particularmente sobrecogedora si te acercas al Castillo de Arenberg por la carretera principal que lleva a él.

Sobre el mismo manto verde que el 21 de noviembre de 1783 vio abandonar la tierra por primera vez a un globo de gas tripulado por Jan Pieter Minckeleers hoy se regocijan estudiantes en los días de sol. Haciendo algún picnic, jugando con un plato volador o sencillamente disfrutando de una merecida siesta, dejan atrás el estrés de las aulas y laboratorios.

Desde allí sus dos torreones destacan por encima del resto de la estructura debido a esas dos llamas negras que parecen decorar sus puntas, una de ellas luciendo todavía el águila insignia de los Arenberg, tan dorada que deslumbra al menor impacto del sol.

La actual sede de la Facultad de Ingeniería es un ejemplo de construcción con ladrillo y piedra arenisca, algo que le da un aspecto más sobrio que lujoso, y puede ser visitada en grupo siempre y cuando uno sea acompañado por un guía oficial de la ciudad de Lovaina, pudiendo así ver sus renovados salones. No olvides alejarte del centro de Lovaina en dirección sur para disfrutar en Heverlee del Castillo de Arenberg.