Es curioso que por mucho que viajes a un sitio existe la posibilidad de quedarse sin ver algunas de sus mejores atracciones, incluso si son populares. Y eso que yo soy de los que trata primero de ver lo turístico para tener una idea más clara de lo que la ciudad te ofrece. Aún a pesar de eso, en mi primera visita a la capital de Escocia ni siquiera oí hablar de Calton Hill. No sabía nada de esta colina situada en la parte noreste del centro de Edimburgo y por este motivo no la visité. Afortunadamente mi hermano me hizo subsanar mi error en mi última estancia en la ciudad.
Cuando me hablaba de Calton Hill lo veía realmente apasionado. Me decía que ofrecía una de las mejores vistas de Edimburgo y que tenía algunos edificios geniales, con un aire casi místico. Y lo cierto es que a medida que subíamos Calton Rd desde el Palacio de Holyroodhouse me daba más y más cuenta de que no me había mentido.
Antes incluso de llegar a Calton Hill comenzaba la fiesta visual. Para empezar, tras subir por una pequeña senda a Regent Rd, a mi derecha me encontré con el Burns Monument, eregido en honor de Robert Burns, el poeta escocés. Subiendo Regent Rd, al otro lado de la carretera, recibíamos el segundo impacto. Un edificio que recuerda muchísimo por su arquitectura al Partenón de la Acrópolis griega, la Royal High School. Realizado en una piedra mucho más oscura que el monumento que lo inspiró y oscurecido también por el paso de los años, es una figura que impone.
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Al llegar a la base de Calton Hill, con St Andrew’s House a nuestra izquierda, el deseo por ver más y más de esta colina escocesa hace que cualquier cansancio por la cuesta subida, y la que queda, se olvide. Más si cabe si aprovechas la cercanía a Princes St para coger fuerzas a base de curry. Lo cierto es que la jornada había sido tan larga y estaba tan cansando que durante la comida incluso me pensé el subir a Calton Hill o aplazarlo. Menos mal que saqué fuerzas de flaqueza porque lo que estaba por venir era espectacular.
La subida a Calton Hill no es especialmente dura. Tienes dos opciones, unas escaleras que se hacen algo pesadas o una cuesta que rodea la colina muy, muy suavecita. Obviamente yo tomé las escaleras. Afortunadamente no eran demasiado y pronto lo que iría viendo me hizo olvidar el cansancio acumulado.
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Primero apareció un monumento similar al Burns Monument, el Dugald Stewart Monument, en honor al filósofo escocés; posteriormente el Observatorio de la ciudad con su magnífica torre gótica, y como recompensa tras subir las escaleras, el tercer monumento in memoriam, el Nelson Monument, en honor al primer vizconde Horatio Nelson.
Y prácticamente todo se quedaría en poco cuando vi el National Monument. Otro ejemplo de arquitectura griega desplazada varios siglos y varios miles de kilómetros en tiempo y espacio.
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Montones de edificios fantásticos los que había visto a lo largo de mi subida a Calton Hill, pero aún no había disfrutado de aquello que mi hermano me había recomendando. Lo mejor estaba por llegar, y lo descubrí al tiempo que lo grababa para todos vosotros. ¡Mirad qué vistas de Edimburgo (disculpad el mal audio por el viento)!
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Para terminar, si os dirigís a la parte sur de la colina, podréis ver el Palacio de Holyroodhouse y al fondo el Arthur’s Seat, pico más alto de Edimburgo, que parece sacado de un cuento de dragones y caballeros, un cuento que solo en Escocia parece posible. Calton Hill es una visita obligatoria si vais a viajar a Edimburgo. De hecho, es en sí sola motivo suficiente para viajar aquí.