Este artículo pertenece a la guía de Debrecen de Vivir Europa.
Tan drástico como cierto me parece lo que digo en el título de este artículo tras cinco meses pateándome las cafeterías de la ciudad de Debrecen, en especial las de su centro. El Cafe Frei, que se encuentra dentro de la libreria Libri del centro comercial Fórum es el mejor lugar para tomar un café en la ciudad.
Cafe Frei es en realidad una franquicia de cafeterías del archiconocido (en Hungría, se entiende) Tamás Frei. Este hombre, natural de Pécs y periodista de oficio fue corresponsal de guerra en lugares tan dispares como Somalia, Bosnia e incluso en la lucha contra el cartel en Colombia. Tras esto comenzó en 1996 Dosszié, un programa de televisión que se emitió durante trece años en la televisión húngara y le lanzó al estrellato amén de hacerle suficientemente rico como para crear un grupo de cafeterías repartidas por toda Hungría.
Como muchas cafeterías del país, el Cafe Frei de Debrecen se encuentra dentro de una librería, Libri, también una franquicia y que recuerda bastante en diseño y tamaño a algunas de las tiendas de la Casa del Libro que he visto en España.
Esta cafetería destaca ya desde el primer momento tanto por su decoración como por su clientela. Fuera del bullicio que suele albergar un centro comercial, en el Cafe Frei se respira tranquilidad, además del aroma inconfundible del negro brebaje que me da la vida cada día. Aquí no hay adolescentes gritando y jugando a ser mayores, éstos se quedan en el Burger King y el KFC que hay en el centro de Fórum.
Apoltronados en sus cómodos sillones, sentados alrededor de pequeñas mesas redondas, te puedes encontrar con hombres de negocios, jóvenes trabajadores y alguna que otra mujer jubilada. Quizás estamos ante una representación de lo que son las clases sociales medio/altas de Hungría.
Hablaba de los sillones, y es que en Cafe Frei no verás ni una sola silla. Los hay de todos los tipos, de cuero y de terciopelo, en muchos tonos distintos que siempre recuerdan al gran protagonista, el café. Pero quien va a Cafe Frei va a disfrutar, y qué mejor que un cómodo lugar en el que reposarse para hacerlo.
La carta también ayuda a deleitarse, no solo por la gran variedad de cafés de todo el mundo que ofrece, sino por su divertido diseño en forma de revista que, lamentablemente está casi en su totalidad en húngaro.
Si el café ha sido objeto de culto en algún lugar de Hungría, sin duda debe ser en esta cafetería en la que los empleados preparan meticulosamente y con precisión suiza cada una de las recetas disponibles. Nada de cafés aguados, recalentados, leche agria y nada de espuma. Desde el espresso italiano hasta el más complicado de los frapés es preparado como se debe y por tanto se disfruta como se merece.
Esto hace, inevitablemente, que el servicio sea lento, pero merece la pena por poder disfrutar, sin pagar unos precios excesivamente más altos que en otros lugares, de la experiencia del café llevada casi al culto. Sino mirad cómo me sirven un sencillo pero delicioso cappuccino.
Si algún día desayunáis en Cafe Frei durante un viaje por Hungría no os lo penséis dos veces y pedid un cruasán relleno de crema de avellanas y un cappuccino, mi desayuno favorito por 600 HUF, 2.03€. De nada.