Bélgica

Flandes y Valonia, las diferencias en la sociedad de Bélgica

Publicado: febrero 26, 2020 Actualizado: abril 16, 2024 9724 views
Banderas en el Ayuntamiento de Mons, Bélgica. Banderas en el Ayuntamiento de Mons, Bélgica.

Bélgica es un país con una situación política y social tan enrevesada que en ocasiones es difícil de comprender. Con dos regiones bien diferenciadas -además de Bruselas-, Flandes y Valonia y con tres idiomas oficiales, aunque ninguno en la totalidad del país. A medida que uno se adentra en la cultura, la historia y la sociedad en Bélgica, buscando su verdadera situación, se acerca más y más a una duda casi absurda: ¿es Bélgica en realidad un país con identidad propia o es una unión de estados independientes?


Partimos de la base de que Bélgica no es un país muy famoso en España, y menos aún en América Latina, por mucho que las oficinas de turismo del país y los vuelos de Ryanair a Charleroi -y más recientemente al Aeropuerto Internacional de Bruselas- hayan tratado de cambiar esto en la última década.

Bélgica puede sonarte todavía a la hermana pobre y segundona de Francia. Quizás creas que es un país francoparlante y no entiendas muy bien qué es esa historia de Flandes y Valonia, quizás piensas que el flamenco es un viejo idioma regional en completo desuso, o que flamenco es una forma antigua de denominar a todos los habitantes del país, sin excepción. No te preocupes si éste es tu caso, pues nadie nace sabiendo y conozco a mucha gente que ni siquiera después de viajar a Bélgica se aclara a este respecto.

Historia de Flandes y Valonia

Bélgica es un país relativamente nuevo, solo existe como tal desde 1830. No, no es que fuese un país absorbido por otros, como los de la antigua Unión Soviética, sencillamente Bélgica no existía. Desde el siglo XIV la región había formado parte de los Países Bajos, y había sido en ocasiones conocida como Países Bajos del Sur para diferenciar esta zona católica de la protestante Holanda, pero no tenía un sentimiento histórico de existencia como país.

Ambiente animado en la plaza Markt de Brujas con la fachada gótica del edificio histórico y banderas belgas y europeas.
Ambiente animado en la plaza Markt de Brujas con la fachada gótica del edificio histórico y banderas belgas y europeas.

Tras la creación de Bélgica, el recién nacido país distaba de ser un lugar homogéneo con una historia y herencia común, más bien al contrario. Al norte del país se repartían tres regiones, el condado de Flandes, el ducado de Brabante y el ducado de Limburgo, todas ellas de habla neerlandesa, mientras que al sur se encontraban los condados de Hainaut y Namur y el principado de Lieja, de habla francesa. El país, eso sí, tendría inicialmente el francés como único idioma oficial, básicamente porque la monarquía y la clase política se comunicaba exclusivamente en esa lengua.

En 1919, tras la Primera Guerra Mundial, en la que Bélgica fue uno de los países que más sufrió actuando como sede de las más sangrientas batallas entre el ejército alemán y los ejércitos británico y francés, el Tratado de Versalles transfirió los municipios de Eupen y Malmedy, parte del Imperio Alemán hasta la fecha, a Bélgica, haciendo así que esta nueva región, parte de Valonia, añadiese el idioma alemán como nueva lengua oficial del país, y complicando más aún las cosas.

Vista de la Grand Place con la bandera de Bruselas y señalización bilingüe en la fachada de piedra del Ayuntamiento.
Vista de la Grand Place con la bandera de Bruselas y señalización bilingüe en la fachada de piedra del Ayuntamiento.

Flandes y Valonia en la actualidad

Un siglo después de la Gran Guerra poco ha cambiado a este respecto. Las regiones siguen viviendo con una independencia tal que consiguieron vivir sin gobierno central durante casi dos años tras el comienzo de la crisis en 2009. Y hasta un programa de televisión de un canal francoparlante belga consiguió convencer a sus espectadores de que Flandes había declarado su independencia de forma unilateral durante una broma que duró unas horas en 2006.

Además del idioma, la economía distancia aún más a Flandes y Valonia. Los flamencos, el 60% de la población del país, son más ricos, tienen menos desempleo y sus sueldos son, en promedio, mayores. Son pocos los flamencos que conocen algo de Valonia, un lugar que tan solo visitan para una ocasional escapada en la región de las Ardenas, la única zona verde de gran tamaño en el país.

Detalle de la fachada del ayuntamiento de Lovaina, Bélgica.
Detalle de la fachada del ayuntamiento de Lovaina, Bélgica.

Los valones viven de forma similar, y en muchas ocasiones prefieren visitar las regiones del este de Francia, en las que pueden comunicarse con su propio idioma, que ir más al norte de la frontera lingüística. De hecho, se piensa que si la situación económica de Valonia fuese mejor, no tendrían problemas en anexionarse a Francia. Si la situación económica fuese mejor y no estuviese el problema de Bruselas.

El problema de Bruselas

La capital del país, aunque oficialmente bilingüe, es claramente francófona. El motivo, en mi opinión, detrás de esto es que Bruselas es una ciudad con un 70% de su población de origen extranjero, muchos de los cuales llegaron aquí hablando ya francés, especialmente los musulmanes, que suponen un 25% de la población de la ciudad.

No obstante Bruselas está en Flandes, y de hecho es la capital oficial de esta región, además de la capital de Bélgica. Alrededor de la región conocida como Bruselas Capital se encuentra el Brabante Flamenco, no hay conexión directa con Valonia. Así que tanto valones (por el idioma) como flamencos (por historia y localización) tienen argumentos de peso para desear que en caso de separación Bruselas forme parte de su nuevo estado. Y ante el conflicto, como casi siempre, los belgas no hace nada.

Mientras tanto las banderas regionales abundan a ambos lados de esta frontera que poco tiene de ficticia, aunque un mapa político de Europa no la muestre. Y solo ahora, gracias al todopoderoso fútbol y a la cercanía del mundial en el que Bélgica tiene la mejor selección de su historia, las banderas del país afloran.

Visitantes caminando cerca de las Galerías Reales Saint-Hubert en Bruselas con banderas belgas.
Visitantes caminando cerca de las Galerías Reales Saint-Hubert en Bruselas con banderas belgas.

¿Es Bélgica un país?

La opinión de quien escribe, y espero no ofender a nadie, es que Bélgica no es un país, aunque funcione como tal de cara a la galería europea. El único motivo por el que creo que el sentimiento nacionalista no se refuerza aquí hasta el punto de desembocar en una ruptura es sencillamente porque si algo tienen en común flamencos y valones, es que no les gusta tocar algo que funciona, aunque sea absurdo. Pero si vienes a vivir a Bélgica, tu vida será muy distinta según la región que elijas (Flandes, Valonia o Bruselas), y si viajas a Bélgica, tendrás básicamente un dos por uno, y eso si eres de las pocas personas que incluyen ciudades flamencas y valonas en un mismo viaje.

Pero ahora me interesa saber tu opinión, independientemente de si vives en Bélgica, has vivido o sencillamente la has visitado. ¿Me he vuelto definitivamente loco, o Bélgica no es un país?

Víctor M. Martínez Valero
Estratega de contenidos y consultor SEO, llevo desde 2010 escribiendo sobre viajes en Vivir Europa, mi proyecto de vida. He vivido en Noruega, Hungría, Reino Unido, Bélgica y, desde 2015, Estonia y trato de ofrecer una visión única y detallada de la riqueza cultural europea. Si quieres saber más sobre mí, puedes leerlo en "Acerca de".

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