El Ayuntamiento de Manchester, neogótico victoriano

Cuando hablé de Albert Square, la plaza más importante de Manchester, mencioné de manera breve su edificio más famoso, el Ayuntamiento de Manchester. El motivo de mi brevedad no fue que éste no tuviese relevancia, sino que es de una belleza y detalle tal que merecía su propio artículo. Veamos el porqué de la importancia de esta magnífica obra de estilo neogótico victoriano que es comúnmente aceptada como el mejor ayuntamiento del siglo XIX construido en el Reino Unido.

Allá por mediados del siglo XIX, Manchester ya se había consolidado como una de las ciudades punteras de Inglaterra, uno de los ejes de la Revolución Industrial, con el algodón como producto estrella. La ciudad crecía a la vez en importancia y tamaño y su antiguo edificio administrativo de estilo neoclásico se quedaba pequeño menos de 100 años después de su construcción.

Hacía falta un nuevo ayuntamiento y tras un concurso fue elegida entre 136 propuestas la obra de Alfred Waterhouse, autor del Natural History Museum de Londres, un edificio de interior tan impactante como la colección que alberga. Su edificio se adaptaba perfectamente a la planta triangular del espacio que sería asignado al ayuntamiento en Albert Square y terminaría teniendo un coste de 775 000£, unos 62 millones de libras actuales.

Del exterior del edificio, cuyos muros de arenisca roja ya no están cubiertos por el hollín que les hizo famosos en el Manchester industrial, destacan los perfiles puntiagudos de sus gabletes, chimeneas y las ventanas que emergen del tejado, pero ante todo es la torre del reloj la que yergue cuellos y abre bocas de los transeúntes.

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Comparable, a pesar de la falta de motivos dorados, a la Torre del Big Ben del Palacio de Westminster, esta torre de 85 metros de altura y las puntiagudas formas de su aguja y pináculos es el elemento más representativo del exterior del Ayuntamiento de Manchester. De acceso restringido, tan solo se puede visitar en ocasiones especiales y siempre mediante una visita guiada, visita que merece la pena por la grandiosidad del mecanismo del reloj y las vistas a la ciudad, pudiéndose en días despejados llegar a ver la costa oeste de Inglaterra y Liverpool.

Cuando cruzas el umbral de la entrada al Ayuntamiento bajo la atenta mirada del gobernador romano Cneo Julio Agrícola, fundador de Mamucium -fuerte romano del que proviene la ciudad- te adentras en el salón de esculturas, con estatuas de personas relevantes en la historia de Manchester.

Más allá paredes llenas de escudos y una cafetería que ofrece un interesante cream tea por menos de 11£ son prácticamente todo lo que podrás ver si no estás acompañado de un guía en la mayoría de las ocasiones.

Pero hay mucho más y sin duda merece la pena verlo. La antesala al Great Hall, el gran salón del ayuntamiento, tiene un techo acristalado con motivos de plantas de algodón y los nombres de alcaldes y consejeros de la ciudad en un vistoso tono amarillo. Un aperitivo antes de la habitación más importante.

El Great Hall alberga la colección de murales de Ford Madox Brown. Un total de doce pinturas basadas en la historia de Manchester realizados entre 1879 y 1893, año de la muerte de Brown. Son la representación más interesante de la historia de la ciudad y un fantástico ejemplo de pintura prerrafaelita.

Manchester es famosa por su historia industrial, y un símbolo del trabajo en equipo y dedicación que las fábricas requerían es sin duda la abeja, de aquí que repartidos por el suelo del Ayuntamiento de Manchester haya mosaicos de este insecto, que se ha convertido en símbolo de la ciudad.

Reserva una parte de tu viaje a Manchester para profundizar en la historia de la ciudad desde su edificio administrativo, asegurándote de realizar una visita guiada para no perderte nada. Estoy convencido de que se convertirá, con facilidad, en tu ayuntamiento favorito.